A por algo de fruta

*Trás salir del Aula de combates cuerpo a cuerpo, con sólo una idea en su cabeza, se encaminó hasta la cocina donde comprobó como los mejores cocineros de la alta sociedad correteaban de aqui para allá entre los fogones y grandes recipientes como ollas o cuencos humeantes dejaban repostar el aroma del alimento que se cocinaba en su interior. Esquivó a un par de ellos que trasportaban cajas con las provisiones y reservas alimentícias. Un muchacho humano cortaba habílmente y con una gran maestría las cebollas con tanta rapidez que bien podía poner en juicio una mente alarmada pensando en acto reflejo cómo no se acababa cortando los dedos. Una hembra de la raza de las bestias (Orco) apaleaba con una maza trozos suculentos de carne que con anterioridad le había retirado la parte con grasa y dejado sólo la parte carnosa pero manteniendo un filo blanquecino para que mantuvíese la jugosidad. Pero Audrey sólo observaba la comida con talante neutral puesto que ya aquello era agua pasada aunque no pudo evitar añorar el sabor de un bistec en su salsa con patatas de guarnición, pero lo que podría haberle provocado un reguero de aguas en su boca, tan sólo le invadió una leve sensación de nostalgia. Ahora su bistec era la sangre, su viagra y su amante, su champagne... Un tipo corpulento se paró delante de ella con los brazos en asa sobre su cintura la miraba con una sonrisa fingida, se apreciaba que la presencia de la vampira le incomodaba, tal vez fuese por andar estorpeciendo los energéticos movimientos de los empleados.

- Saludos señorita, ¿Desea algo de nuestras cocinas?.- Preguntó el hombre con brusquedad en un tono rudo y con un acento nórdico.
- Es algo evidente, hombretón... si no, no estaría aqui... creáme... tengo asuntos que requieren mejores gustos que envolverme entre olores a grasa y cerdo chamuscado. -entonó un tanto seca pero sin dejar la elegancia y sofisticación en el timbre de su voz.
- Uhmm... -tajante, sin dejar de mirarla.- ¿Eres vampira? Si lo que quieres es sangre hay bolsas herméticas en la parte de congelados, andamos ocupados señorita, cógalo usted misma.
-Que osado de tratarme como vulgar ganado hombretón... no, no vengo a por el suculento líquido vitae, vengo a por frutas y laurel.
-¿Una vampira que se alimenta de hierba y frutas? -aguantando soltar una carcajada.-
-(¬¬) - -U el fin para lo que utilize dichos productos es sólamente de mi incumbencia... Ahora, ¿Sería posible tomar algo de vuestras humeantes y deliciosas cocina? -Notese el sarcásmo con lo que había hecho mención al improvisado halago.

El hombre se volteó ofendido pero asintiendo mientras bramaba algo inentendible acompañando un gesto animal con su mano, algo que se podía entender como: "Bah, haga lo que quiera". La vampira avanzó tratando de incordiar lo menos posible las labores, había visualizado el cesto de frutas variadas y se encaminó hasta ella, tomó los siguiente ingredientes: Fresas (2), manzana roja (1), arándanos (4) y frambuesas (2). Luego preguntó a la mujer bestia por las hierbas para infusiones y té la cuál le indicó entre gruñídos animal un armarito junto donde descansaban sacos de émolas de trigo y de los cajoncitos tomó varios sobres de Laurel y té verde y salió de allí apresurada mirando con desdén a los empleados mientras chasqueaba su lengua con un ligero sonido.

Satisfecha se fué a su habitación dandose un poco de prisa ya que el tiempo se acababa y maldita sea, quería darse ese baño... *

[Cierro rol por cambio de escena]