Celdas para los castigados

*Permanecía serio ante el chico, le había parecido que para el castigo merecido estaba demasiado sereno, lo había llevado del brazo presionando con fuerza, nadíe le había dicho que no podría al menos hacer un poco de presión, ríe ligeramente sin abrir los labios y lo lanza al fondo de la celda, cruzandose de brazos al lado de Alexander* no intentes nada que pueda alterar más tu castigo, o pediremos que Kalipse nos deje aplicarlo...*agrega con una sonrisa ladina llena de cinismo en su rostro*

*Hacía tanto tiempo que no andaba por los calabozos, la humedad y ese aroma a viejo, muchos recuerdos medievales. Pasaba sin mirar otra cosa que no fuera solo el camino de frente a paso directo a las celdas de más al fondo, y mientras más caminaban más fácil era de vislumbrar a lo lejos a los tres demonios que estaban con el otro prisionero. Sus pasos hacían ecos en el lugar y las antorchas encendidas por Alexander hacía verlos mejor así como ellos a ella y a su acompañante. Su tono de voz era seco, y se llevo una mano a su frente tenía un fuerte dolor de cabeza y hablo*

- Señores... hubo un problema, y les he traído un juguete más para la celda... Aquí el señor...cometió asesinato aunque en defensa propia contra algunos humanos que le buscaban, como ha sido en autodefensa y no propiamente otro alumno de la academia no encontré mejor manera que dejárselo a ustedes y encerrarlo aquí mismo. Ya hay demasiados problemas....

*Da un largo suspiro bajando la mano de su frente dando un paso hacia un lado para que todos pudieran ver quien estaba detrás de ella, le tomo con fuerza por el hombro y le empujó bruscamente hacia el frente para que quedara rodeado de los tres demonios, mientras se cruzó de brazos recargada en la pared, saliendo de la luz directa que le daba al rostro, maldiciendo en voz baja en ruso, si bien no se equivocaba ambos alumnos eran de su casa, y estaban sucediendo demasiados problemas tan seguido, después de puro murmuro en ruso lo único mas entendible que se le escucho decir fue...*

- Me va dar una migraña terrible...

*Y movió su rostro para mirar a los tres demonios y los dos jóvenes castigados*

-seguía ala profesora en silencio y entonces vió a donde lo llevaba, era la primera vez que estaba ahí pues había escuchado que era un lugar prohibido para los alumnos, se veía sin duda aterrador el lugar. Y pronto a los tres profesores más, a dos no conocía pero conocía a su profesor de lucha y bajó la mirada en respeto, aunque duró poco porque la profesora le empujo y quedo de frente a él, le miro en silencio y volvió a hacer reverencia, y murmuró- mis disculpas -y guardo silencio nuevamente esperando por alguna palabra o movimiento de los mismos profesores-

*Mirando a Alexander fijamente, saliendo de la oscuridad donde se había recargado, aun cruzada de brazos hablo con firmeza política*

- Aun no lo decido pero supongo que serán unos días, dos o no lo sé. Alexander, este joven, pertenece a mi casa, y he decidido que se quede en los calabozos por el momento, pero si no me equivoco también es tu alumno en una clase, así que tu sabrás también lo que es pertinente para tus alumnos...

*Da un largo suspiro resoplando y moviendo un mechón de sus cabellos que caía casi al frente de su rostro para despejarlo. Y acomodándose la capucha de su capa, para que no cayera de su posición, pues se disponía a salir de los calabozos a poner en los expedientes las cosas que estaban sucediendo. Se dio media vuelta algo agotada, sus ojos seguían rojizos intensos, por el aroma a tanta sangre de humano, y eso había despertado su apetito, sería mejor encontrar algo con que saciarlo. Y mientras caminaba retirándose de ahí solo dijo y su voz se escucho en leve eco por las paredes del pasillo del calabozo*

- No se sobrepasen mucho... Do svidaniya**

-Acepto moviendo su rostro en silencio mirando al profesor con respeto y seriedad, y sin replicar caminó a la celda la cual se le había indicado, adentrándose, si no se arrepentía de lo que había aceptado hacer aun así sentía verguenza por haber defraudado a sus superiores y manchar su nombre, pero mantuvo su expresión facial seria sin expresar mucho, y se quedo de pie en el interior de la celda, esperando a que los profesores le encerraran o hicieran, dijeran algo más con él o para él. Y vió como la profesora que lo había traído se iba de los calabozos-

*Había detenido al chico por los hombros sonriendo de lado de la misma forma que su compañero, lo empuja hacia la celda que había abierto Alexander sin tener consideración alguna, el chico al parecer estaba herido y golpeado, sin embargo había faltado a las reglas, se cruza de brazos recargandose en la pared al lado de la celda observandolo de una forma analítica, el chico no se veía debilucho, sin embargo no lo creía capaz de asesinar solo, la subdirectora habia referido "algunos humanos" lo que significaba que alguien le había ayudado, sonriendo con malicia azota la reja de la celda cerrandola* asi que el castigo que prefiera Alexander...jmjmjm...*mira hacia Demian sonriendo un poco más y despues a Alexander esperando a que hable* te escucho...aunque puedes sugerir algo más para el pequeño mudo...*mira hacia la otra celda con sus ojos casi dilatados por la emoción que le daba pensar en el castigo*

*Sujetando uno de los barrotes de la celda sonríe de lado sin quitar la mirada de desmond maquilando muchas y entretenidas formas de torturarlo, después de todo se veia dispuesto a soportar cualquier cosa por encubrir a quien lo había dejado solo donde la subdirectora lo descubrio * tengo muchas ideas para ti... *dice con el cinismo y la maldad brillando en su rostro, estira la mano dentro de la celda provocando con ese movimiento que el chico se estrelle contra la pared, saca su espada y la lanza clavandola justo arriba de su cabeza, entonces mira a Demian y le
indica con un movimiento de cabeza que lo siga* si esta de cabeza...sera mejor *agrega tronandose los dedos preparado para impartir disciplina del mismo modo que se le dió a él*

-Aprieta con más fuerza la mordida, mirando al profesor con seriedad y la mirada fija, escuchando lo que le decía, sabía que no iba ser facil engañar a los profesores, y mucho menos a los que eran demonios, y ahí mismo estuvo la prueba. El profesor de lucha no menciono nombres pero quien más podia ser, desvió la mirada del profesor hacia un lado. "Tu sacrificio no tendrá valor alguno" tal vez para ellos no, o incluso talvez para ella no, pero para él valía la pena, y bastante, volvió su vista al profesor y se mantuvo con la frente en alto esperando. Escucho la voz del otro profesor, uno de los dos que no conocía y le miró, pero no duró mucho el contacto visual porque el profesor le lanzó contra la pared con fuerza, el golpe inesperado le saco el aire, pero no cayó al suelo, poco había vuelto a abrir los ojos cuando solo quedo algo impactado por la espada que quedo justo por arriba de él, pero no se movió de ese lugar. Y tal vez se miró algo condecendiente frente a los profesores por solo limitarse a sonreír muy levemente de lado, aunque sabía que recibiría dolor, un dolor que jamás haya sentido antes pues no sería golpeado por cualquier persona si no por demonios. Demonios altamente entrenados en aquello, que de seguro han pasado miles de experiencias, no solo ya por si que su naturaleza les hacia ser malditos. Pero el ya se había mentalizado con todo lo que le podía haber sucedido desde el momento en que acepto ayudarla, y con voz algo serena y ronca solo dijo- Adelante...

*Se truena los dedos y la nuca acercandose al chico con esa sonrisa sádica y ansiosa por impartir la disciplina de la que obviamente no era poseedor, sus ojos se posan sobre el chico con un aire superior, sonríe de lado torturando sus músculos con el simple deseo de hacerlo hasta que el chico cae al suelo, él permanece aún en su sitio con los brazos cruzados ríendo ligeramente, Alexander le había permitido asotar al chico, sin ayuda o compañia de su compañero Demian, no podía ser mejor* levantate *ordena con voz firme y ronca, había tomado la sonrisa de el chico como un reto* así que te sientes valiente...tal vez solo te falte inteligencia y sentido común...descubre tu torso...*dice viendolo directamente a los ojos con la suficiente maldad para provocar que saliera corriendo aquel estudiante pero el estaba ahí parado frente a él llevandose las manos a la espalda, da media vuelta y toma un Flagrum romano (látigo corto de tres correas con bolitas de piedra o metal en las puntas, en este caso, metal) jugando primero con él aún sonriendo lanza un golpe al aire gozando del sonido que hace eco en las paredes* contarás cada golpe, por cada uno que no escuche, será mas fuerte el golpe...ahora, tus manos en la pared y de espaldas, si cambias de posición, tambien aumentará... ¡comienza! *presionando la mano en el látigo lanza el primer golpe contra la espalda del alumno golpeando en su paleta izquierda con tal fuerza que su piel enrojece al instante*

(-_-" pues si no responde tendre que interpretar yo sus reacciones a fin de poder avanzar )


"bueno bueno alexander es la primera fase ya veremos como hacer que se divierta"

* tomo mucho impulso en su segunda ronda de azotes ya sin las ropas que le cubrieran la piel estaba expuesta y estaba intrigado en saber cuanto tardaba en lacerarse la piel de un angel de la muerte, la intensidad del azote fue tanta que en seguida vi la piel enrojecerse y al chico dar un alarido de dolor enorme que podia escucharse hasta afuera del calabozo, luego hago mi juego de manos culminando en el azote 40 lo dejo caer con mucha fuer<a en una serie de redes rojas que se habian formado en la espalda del chico que no habia dejado de gritar, para el azote 40 a la piel del joven crossmoon como le llamaban empieza a salirle un pequeño hilillo de sangre*

" ves alexander no es tan mudo como pensabamos "

* miro con con una sonrisa amplia al espectador mientras limpio la sangre que se habia impregnado en el latigo*

-Mira al otro profesor acercarse con el látigo preparandolo en el cubo de agua, se vió de cabeza por poderes de demonios. Sintió aquel terrible golpe y cerro sus ojos al impacto, y como su camisa que ya estaba manchada con sangre pero seca comenzó a humedeserse nuevamente pero con su propia sangre, abre sus ojos para mirar aquello pero volvió cerrarlos con fuerza al segundo y tercer impacto. Negando a lo que el profesor le decía que podía salvarse de tanto dolor, y cuando se estaba preparando tomando mucho aire y psicológicamente para recibir otro golpe de ese profesor fue cuando escuchó la voz del profesor de lucha y cayó al suelo dejando de ser sostenido por aquel poder demoniaco, se puso de pie mirando como se alejaba ese otro profesor pero se acercaba el otro que respondía a nombre de Jack y quien le miraba de manera aterradora desafiante. Seguió su orden y se desprendió de su camisa dejando ver su dorso desnudo el cual ya tenia algunas marcas por los latigazos que le había dado el primer profesor y por algunos moretones de los golpes que le habían dado los sicarios. Dejo su camisa en el suelo y se puso de espaldas con las manos en la pared, siente el golpe fuerte en su espalda y mete presión en su mordida ahogando los gritos pero aun asi comienza a contar con los ojos cerrados con fuerza y la cabeza algo agachada- Hana (uno en coreano)! Uno! -El dolor de ese látigo era agobiante si al primer impacto no quería ni imaginarse como serían los demás asi que trato de enfocar su mente en otra cosa que no fuera el dolor y solo no escapar de la numeración, que se le hacía cada vez mas ahogado poder gritarlos pero no decistió y siguió contando de la misma manera hasta el 20 en coreano y traducción pasado del golpe 20 ya solo alcanzaba a decirlo en idioma entendible para todos, con nudo en la garganta por el dolor mismo sudor en su frente, jadeante y ni quería imaginar como estaría la piel de su espalda. Pero sentia como la sangre corría por ella-

*Sin que esa sonrisa desapareciera de su rostro relaja su brazo contemplando las heridas en la espalda de Desmond* debo reconocer, que es un humano persistente, tienes una oportunidad de decir el nombre de quien te ayudo, aunque de todos modos su aroma la delata...ahorrate castigo, de cualquier forma se educará a quien haya que educar, UNA oportunidad, di su nombre y tus azotes disminuiran, miente u ocultalo y puedes irte despidiendo de la sensibilidad de tu espalda...*se cruza de brazos observandolo de una forma arrogante al chico.
El látigo caía en su costado derecho con pequeñas gotas de sangre escurriendo hacia el suelo* una...dos...*no era conveniente que lo dejara llegar a tres, esos azotes eran apenas el inicio de lo que sería un castigo que dejaría huella en la mente de Desmond además de cicatrices en su cuerpo, sus ojos se estaban dilatando por la emoción, veinte azotes de todos los que le esperaban, solo ríe por lo bajo esperando a que el chico respondiera*

-aun recargado sus brazos en la pared respirando con dificultad y dando ligeros quejidos por el dolor, escuchando al profesor como le hablaba tratando de sacarle información, ahora se sentía peor que en alguna de esas películas de acción donde torturaban para sacarles algo a los informantes. Aun jadeante, solo movió su rostro negando, sacudiendo su cabeza y de sus cabellos caían sudor. Y escuchó la voz de ella, abrió sus ojos impactado, seguro que lo estaba, no se imaginaba que ella iba a ir, exhaló por la boca y movió un poco el rostro para mirarla, y vió como el profesor de lucha le cuestionaba y rodeaba. Quería decir que no era necesario pero tenía la garganta seca y apenas podía respirar soportando el dolor de su espalda la cual le estaba matando, con todas esas heridas, tragó saliva cerrando sus ojos, desviando nuevamente la mirada al suelo aguantando la agonía. Mientras mantenía la cabeza hacia abajo escuchando al profesor de lucha, y tenía el presentimiento de que la demonio haría solo lo que a ella le convenía, asi sería mejor que dejara de hacerse ideas que lo mas probable era que los demonios que estaba ahí no lo comprendieran, ni siquiera el mismo lo comprendía. Comenzaba a pensar que todos los demonios no tenian ni tendrían sentimientos por alguien más que no fueran ellos mismos en cuestión. Y aun con la mirada baja sonrío un poco para el mismo, pensando en todo eso,"soy un humano, solo eso... como ellos han dicho, pero también soy un obstinado, como madre siempre me lo dijo..." y sus piernas estaba ya agotadas de estar en la misma posición, los golpes acumulados de los sicarios, mas los del demonio comenzaban a causar estragos en su resistencia, pero no quería caer al suelo porque si lo hacía aquel demonio le daría con mayor fuerza como le había amenzado. Pero no estuvo en el, flaqueo y cayó de rodillas, pero aun con las manos sobre la pared-